martes, 18 de febrero de 2014



LA CARA Y LA CRUZ DE SER UN EDITOR ESPAÑOL

 

La crisis económica está castigando mucho el mundo de la cultura en España. No sólo el libro se ve afectado por una caída en las ventas, también el cine, el teatro y el arte han visto reducir mes a mes público y compradores. Como cualquier ciudadano de cualquier país, los españoles cuando tienen que ahorrar prescinden de ocio y cultura: el cine se ve en casa y los libros se piden en la biblioteca o a los amigos. En cuanto a los lectores en digital, cada vez más abundantes, para ellos la crisis se ha traducido en la oportunidad de descubrir la cantidad enorme de libros sin derechos gratuitos que circulan por la red, así como en aprovechar las ofertas a bajo precio que ofrecen las librerías online.

En resumen, se están comprando menos libros en papel y cada vez hay más lectores que buscan y descubren libros baratos o gratis en la red. No hay estadísticas ni estudios sociológicos que lo demuestren, pero basta son preguntar a los amigos, leer comentarios en redes sociales o escuchar conversaciones en cafés y metros. El problema es que a muchos lectores no les importa si sus descargas son legales o no. Y es un problema grave y difícil de resolver.

Sin embargo, la digitalización también está dando alguna alegría a los editores españoles, y yo creo que aún les dará más. Algunos editores me han comentado que en el último trimestre han vendido más libros en digital que en papel. El papel sigue siendo lo que les da de comer, pero lo digital empieza a ser el punto de apoyo en las cuentas de resultados de algunos frente a la avalancha de devoluciones de este septiembre. ¡Y eso que el IVA del ebook es un 17% mayor que el del papel! Sin embargo, aún quedan muchos editores para los que las ventas de eBooks son pura anécdota: han hecho el esfuerzo de digitalizar parte de su catálogo, pero siguen sin ver negocio en el ebook.

Hay que tener en cuenta también otro factor para el que tampoco hay todavía datos ni estadísticas: la autoedición. Como en el resto del mundo, la autoedición ha entrado con fuerza en el mercado español. Desde hace años, compañías como Bubok ofrecen sus servicios a autores independientes, cada vez con más éxito, pero el desembarco en España de Amazon y su Kindle Direct Publishing parece haber estimulado a los escritores españoles. Kindle ya cuenta con libros autoeditados entre sus best sellers, e incluso hay editoriales, como B de Books, que han contratado los derechos de algunos de ellos.

Como decía más arriba, no sabemos cuál es el impacto de la autoedición en las ventas de los editores españoles, pero es posible que les esté restando más ingresos de lo que parece. 
Los autores tienen poco que perder, y arriesgan con precios muy bajos, con los que además no dejan de experimentar. Esto los hace muy competitivos y convierte sus libros en muy atractivos en momentos de crisis.

El tema del precio del ebook y la necesidad de tratarlo de forma dinámica no acaba de cuajar entre muchos de los editores españoles. En España, la Ley del libro establece un modelo de precio fijo, similar al modelo de agencia. El precio de los libros lo marca el editor, y tiene que ser el mismo para todos los retailers. Los retailers no puede cambiar el precio ni hacer rebajas superiores al 5%, ni en los p-books ni en los eBooks. Esto no significa que el precio de los libros siempre haya de ser el mismo: el editor puede subir y bajar el precio a su gusto, siempre y cuando lo haga en la misma cantidad y al mismo tiempo para todos los retailers. (La ley del libro no lo dice expresamente, pero tampoco lo prohíbe, y se ha convertido en una práctica habitual entre los editores.) Como ir cambiando el precio de los libros en papel es muy complicado por razones prácticas, los editores no están acostumbrados a jugar con los precios. Ni los libreros, que sólo pueden hacer descuento con los límites que marca la ley, una ley que cada vez son más las voces que opinan que habría que flexibilizar.

Pero también se abren nuevas oportunidades para los editores españoles. La digitalización e Internet han facilitado el acceso rápido, sin problemas de distribución, a un mercado de más de 500 millones de hispano parlantes, más de 500 millones de potenciales compradores repartidos por todos el mundo. Amazon ya ha llegado a México, y probablemente no tardará en aumentando su alcance en el continente Sudamericano. En pocos años, los editores que tengan su catálogo en español van a poder ampliar enormemente su mercado, así que también será, y es, una gran oportunidad para los editores americanos, ingleses, alemanes, franceses, etc… Para cualquiera que pueda ofrecer contenidos en español.

Los editores españoles juegan con ventaja: ese contenido ya lo tienen. Y las crisis no duran eternamente.

Fuente: http://www.actualidadeditorial.com